Monjas en huelga
¡Vaya cosas que tiene la vida! Ahora resulta que las monjas del convento de Santa Teresa de Ávila han decidido parar la producción de sus tan cotizadas yemas porque opinan que la empresa que las comercializa (Dulces Artesanos Santa Teresa) obtiene unos beneficios excesivos. Las hermanas consideran una falta de solidaridad embolsar tal cantidad de dinero en un momento en que hay tanta hambre en el mundo. El caso es que los intermediarios han aumentado sus ganancias de un veinte a un treinta y cinco por ciento del total. Las ganancias del convento continúan siendo las mismas y ese plus se obtiene de una flexibilización (ese eufemismo que todos odiamos tanto) de la mano de obra que empaqueta y distribuye, así como de un aumento del precio del producto.
El gerente de Dulces Artesanos, Enrique Martínez, asegura que su empresa no ha aumentado sus beneficios y que la reducción de plantilla y el incremento del precio de los dulces se debe a un aumento en el precio de las materias primas y de los combustible para la exportación. Pero la hermana María Dolores Yuste piensa, muy al contrario que "contradicen" la finalidad de su trabajo, que es que todos los hogares puedan "disfrutar de las yemas de Santa Teresa".
La decisión de las monjas de clausura ha puesto en alerta a la empresa, que teme cuantiosas pérdidas económicas si agotan el stock de yemas en un momento de tanta demanda. Por eso está en el aire un posible acuerdo. No obstante, otros conventos y fábricas que se dedican a la venta de dulces navideños saldrán sin duda beneficiados con este contratiempo.
Esto demuestra que ya ni las monjas son trabajadoras sumisas y que, de seguir así las cosas, van a tener que tomarse medidas, no vaya a ser que formen un sindicato. Y es que en la casa de Dios también han querido tomarse sus vacaciones.