dijous, de gener 29, 2004

Sin pies ni cabeza

¡Ya sé por qué los economistas de Wall Street no aciertan ni una y por qué la Bolsa fluctúa tanto! Porque no se fijan en las tendencias de la pasarela Cibeles. ¡Sí! ¡Han oído bien! Taubman Centers, compañía propietaria de 31 centros comerciales en Estados Unidos, asegura que una teoría comprobada indica que cuando el bajo de los vestidos remonta, la economía también. Es decir, si se lleva la minifalda es que va bien la cosa. Será porque alegra a los obreros de la construcción y, claro, como el negocio está en la especulación inmobiliaria, pues ya está: las chicas se ponen minifalda, alegran a los obreros y estos construyen más deprisa; se acaban antes los edificios y ya se puede empezar inmediatamente a vender a precios desorbitados o retener hasta que se revaloricen.

Quizá ustedes tengan una pequeña objeción: que sólo se benefician unos pocos. ¿Y? ¡Ahora también! Pero, ¿qué pasaría si todas nos ponemos de acuerdo para vestir pantalones anchos y sudadera? ¿Se hundiría la economía mundial?
Me abordan mil cuestiones. La primera es, ¿quién se aburre tanto como para relacionar el largo de las faldas con la bonanza económica? ¡Con tantas investigaciones sociológicas que están pendientes de financiación y me vienen con éstas! Después, ¿qué tienen en cuenta para llegar a tal veredicto? ¿Van preguntando a las señoras si cuando se ponen la mini les dan propina por la calle? El asunto es gracioso, pero demuestra el grado de estupidez que se respira en el mundo de las grandes empresas y rezuma un cierto tufillo machista: ¡si hay crisis een España porque nuestras mujeres no enseñan los muslos!