dimarts, d’abril 22, 2008

Una nueva era en Paraguay


Después de 61 de corrupción y estancamiento político en Paraguay, el partido colorado ha perdido las riendas del poder. Por fin alguien ajeno a la horrible "rosca mafiosa" ha llegado a la Presidencia con ganas de cambiar la inaguantable situación de crisis económica, política y social que sufre el país.

El famosos escritor paraguayo Augusto Roa Bastos definió un día su país como "una gran isla rodeada de tierra". Paraguay es un país olvidado e ignorado por la realidad mediática latinoamericana e internacional.

Sin embargo, hay mucha gente que está dispuesta a luchar por mejorar su pequeña realidad y este grito social, unido, es el que ahora ha conseguido llevar al poder a Fernando Lugo, un ex-obispo apoyado por toda la oposición política paraguaya.

La pregunta ahora es sin duda cómo formará gobierno este hombre inexperto en el mundo político teniendo en cuenta la coalición de partidos tan numerosos y diversos que le apoyan. Sin embargo, sea como sea, el cambio era necesario y beneficiará a Paraguay, ya que los organos estatales estaban totalmente estancados y corroídos por la mafia colorada que durante años ha amenzado y sobornado al pueblo para mantenerse en el poder.

Por último quiero desear a mis amigos del P-MAS, el Partido del Movimienot al Socialismo, el cual forma parte también de la coalición, que sigan defendiendo sus ideas, que no descansen ahora que han alcanzado una pequeña meta, que sigan luchando por mejorar y hacer más justa la realidad social que les rodea. ¡Confío en vosotros! ¡Muchos ánimos!




ELPAIS.ES, 21-4-08

El obispo Lugo se proclama vencedor en Paraguay tras 61 años 'colorados'
Miles de personas salen a las calles para festejar el histórico triunfo del líder de la izquierda en las elecciones presidenciales.- El Partido Colorado reconoce su derrota


El obispo progresista Fernando Lugo, líder de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), ha logrado la hazaña de terminar con 61 de gobierno absoluto del Partido Colorado en Paraguay, con lo que se abre en el país un futuro de esperanza pero también de incertidumbres. Lugo ha conseguido una victoria incuestionable en las elecciones presidenciales celebradas este domingo, al hacerse con el 40,83% de los votos, lo que le ha dado una diferencia de diez puntos sobre la candidata colorada, Blanca Ovelar, que ha conseguido el 30,71%. En tercer lugar ha quedado el aspirante por la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), Lino Oviedo, con el 21,98% de los apoyos.

Decenas de miles de personas, la mayoría jóvenes, tomaron el centro de Asunción tras conocerse la victoria, un signo de la esperanza con la que los paraguayos reciben el cambio y también la ansiada caída de los colorados. "Ustedes son culpables de la alegría que vive hoy el pueblo paraguayo", dijo Lugo a sus simpatizantes, proclamando la victoria.
El obispo se comprometió ante los concurrentes que encabezará un gobierno que se "caracterizará por la honestidad y no por la corrupción", en indirecta alusión a los colorados. Lugo ha insistido en la nueva era de la política nacional "sin clientelismos ni sectarismo", aunque todo dependerá de la composición del nuevo Parlamento.
Blanca Ovelar ha reconocido el triunfo del obispo en una rueda de prensa ofrecida durante la madrugada, en la que ha precisado que su partido asume "con dignidad que los resultados son irreversibles". El actual presidente, Nicanor Duarte, al tiempo de reconocer la derrota de su candidata Blanca Ovelar, anunció que el Partido Colorado hará lo posible por recuperar el poder los antes posible, lo que vaticina una oposición férrea al próximo Gobierno.
Otro de los actores políticos con fuerte influencia en el próximo Congreso tendría que ser el general retirado Lino Oviedo, que no ha logrado su sueño de ser presidente de Paraguay pero que con su fiel grupo parlamentario puede convertirse en una figura decisiva para la gobernabilidad del país. Así lo recordó el que fuera el hombre fuerte de la milicia paraguaya al felicitar a Lugo, al que reiteró que respaldará todas las iniciativas legislativas, pero su eslogan de campaña "Dios, patria y familia" no encaja a las propuestas de las fuerzas de izquierdas de la APC.
Antes de asumir la presidencia el 15 de agosto próximo, Lugo tendrá que meditar mucho y usar de toda reconocida paciencia para poder formar su gobierno, que ya adelantó integrarán "los mejores, sin distinción de colores". Otras dudas que tendrán que ser despejadas en los próximos meses es la relación de Lugo con los vecinos, en especial con Brasil por su reivindicaciones sobre los beneficios de la hidroelécrica conjunta de Itaipú, que se niega a renegociar su tratado a pesar da la afinidad ideológica con el presidente Lula.


Tensa jornada


La expectación era máxima a la espera de los primeros resultados oficiales. Representantes de la APC pedían calma a sus seguidores para que las celebraciones se realizaran de forma pacífica y sin "atender a las provocaciones".
La jornada electoral estuvo jalonada de declaraciones de todos los candidatos y sobre todo de la guerra interna abierta en el interior de Partido Colorado, un síntoma que hacía prever la posibilidad real de que la formación abandone el poder.
Ya antes del recuento oficial la Iglesia católica había reaccionado ante la victoria de Lugo. El presidente de la conferencia episcopal, Ignacio Gogorza, declaró que el Papa "va a encontrar una solución" para la situación del obispo, sancionado canónicamente por dedicarse a la política y a quien Roma va a otorgar ahora una dispensa.