dimecres, de novembre 19, 2003

Rogamos Empujen Nuestros Trenes Españoles (RENFE)

Gracias por utilizar nuestros servicios. Es la cancioncilla que todo aquel que haya subido al tren en cualquier punto de España habrá oído. Pero más bien RENFE debería darnos el pésame.
Primero. Si utilizamos sus líneas no es por deleite personal, sino porque se trata de un monopolio y no hay más tutía. Segundo. Sus servicios brillan por su ausencia. A parte de una timo-cafetería (1,80 € un yogurt. ¡Pero, claro, no vas a bajar a comprártelo en otro sitio!) y unas películas de la época dorada de los Ozores, poco más podemos encontrar.
Menos mal que los españoles somos pícaros y esa leyenda de queda prohibido el consumo de productos ajenos a la cafetería del tren nos la pasamos por alto. Como la de los aseos. Falta hace que pongan un cartelito explicando que no puede tirarse de la cadena en las paradas para que el más travieso deje su mejor recuerdo en ese momento sobre los raíles del tren.
No sé qué necesidad hay realmente de tanto tren de alta velocidad (aunque superar la velocidad de los trenes actuales no es muy difícil) si los que realmente utilizamos, los regionales y trenes de baja gama (no nos engañemos) funcionan (cuando lo hacen) fatal. Pienso que el AVE es una falsa necesidad que los adinerados de siempre están creando en la sociedad. Quien viaje frecuentemente, por ejemplo, entre Madrid y Guadalajara, a no ser que tenga un bolsillo descomunal, va a primar el uso del tren más económico. Y más cuando el AVE no tiene previsto para en Guadalajara, sino en Yebes, donde los terrenos son propiedad de los Aguirre. ¡Qué alegría se va a llevar doña Espe al ver a sus madrileños enriquecer sus arcas familiares!
Pero lo que más me molesta de RENFE es su falta de información con los clientes. En menos de un mes he sufrido 3 grandes retrasos viajando en tren (dos a causa de un suicidio y el otro por atropellar a un trabajador de las vías). En ningún momento se me informó de lo ocurrido ni de que íbamos a estar parado X tiempo. De hecho, el último contratiempo del que hablo lo estoy sufriendo actualmente. Voy en tren-hotel destino a la Coruña y hace media hora, cuando quedaban diez minutos para mi llegada oficial, me dispuse a reocger mi equipaje para bajar. Pero al salir de la cabina me extrañó mucho el paisaje y pregunté al revisor. Éste me dijo, con total naturalidad que siguiera durmiendo, que ya me avisarían al llegar. ¿Seguir durmiendo si me quedan diez minutos? El secreto era que me quedaban tres horas y media para pisar Coruña. por lo visto habíamos estado parados a la altura de Toledo, pero, como era de madrugada, ni me había enterado (y nadie me avisó por la mañana, por supuesto).
¿Ineptitud, desvergüenza o despiste?