dimecres, de gener 21, 2004

¡Menuda desfachatez!

Últimamente, una tiene que ir al tanto hasta con lo que se pone. Esta mañana pensaba lucir palmito y sacar del armario una falda y las botas altas, pero, tras escuchar las noticias en la radio, he visto más oportuno pasar por casa de mi abuela a ver qué me podía prestar. ¡Claro está!, no se puede ir provocando así por la calle. Ir a la moda no está bien visto en las señoritas, porque puede alterar la sangre de algún buen hombre que se cruce en nuestro camino y luego va a necesitar satisfacer sus necesidades. ¡Encima después se nos ocurre ir a juicio, será posible! Es como aquella chica con pantalones ajustados que denunció una violación. ¡Dios Santo! ¡Todo el mundo sabe que esos pantalones si no se los quita una no salen ni a la de tres! ¡Seguro que hasta empezó ella! Afortunadamente continuan existiendo jueves imparciales que dictan las sentencias más apropiadas para mantener el orden y la moralidad en nuestra sociedad. ¡Gracias señor Francisco Javier Paulí Collado, titular de Sant Boi de Llobregat, por recordarnos que nuestro Estado no depuró la tan eficiente saga de jueces, militares y demás cuerpos del orden público de nuestro querido Paquito! ¡Qué sería de España sin su espiritu!